Como a la mayoría de la gente que conozco y la ha visto (me incluyo) les ha encantado.
Dentro de mi divagación diaria de hipervínculo a hipervínculo mecido por los datos de la red, en lo que al parecer como mi buen amigo Jorge dice podríamos llamar procrastinar me he topado con una serie de sesudos blogs de ¿Creadores?... no!, críticos que insisten en marcar a fuego en mentes más débiles que la suya su opinión acerca de lo que es o no es arte, lo que es o no creatividad.
A todos ellos, cuyas bocas se llenan al decir que hay más arte en el dibujo de la oreja de un enanito de la película Blancanieves que en toda la película Avatar quisiera responderles tan solo una cosa... ¡Cuan atrevida es la ignorancia!.
Por alguna extraña razón solo atribuible a la más profunda de las estupideces, muchas personas piensan que “La tecnología lo hace todo”, que por hacer un símil sería como decir que el escoplo y el martillo de un escultor se bastan y se sobran sin el escultor para hacer una obra de arte. Por alguna razón esto ultimo es una obvia estupidez para cualquiera pero hay quien no llega a entender que toda la tecnología no es sino una herramienta más que permite resultados más espectaculares pero que necesita el talento de los que son los equivalentes artísticos hoy en día a cualquier pintor o escultor renacentista.
Quisiera que para hablar con algo (un poquito tan solo) de propiedad alguno de esos listillos de pluma afilada y mente y creatividad vacía tratasen de aprender algo acerca de las herramientas necesarias para crear todo lo que están contemplando tan despectivamente, que tratasen de crear ellos algo , una oreja de enanito, tal vez, y luego lo hicieran con el lápiz y descubrirían que no solo controlar esta tecnología es infinitamente más complicada que cualquier cosa a la que se hayan enfrentado, sino que además es necesario el mismo talento si no más que con los medios tradicionales, para llevar a buen fin cualquier creación.
Y acerca de cualquier crítica a la historia y su obviedad... Sigo esperando que alguien en el mundo del cine logre contar una historia que no trate de lo que está comprobado que funciona y que lo cuente además de una manera tan original que en esencia no pueda ser encajada en las teorías sobre guión que todos conocemos y que cualquier best seller de “Cómo escribir guiones para idiotas” no haya repetido ya hasta el vómito. Quien consiga hacer esto probablemente si posea el criterio y la credibilidad como para permitirse ese tipo de crítica.
Dentro de mi divagación diaria de hipervínculo a hipervínculo mecido por los datos de la red, en lo que al parecer como mi buen amigo Jorge dice podríamos llamar procrastinar me he topado con una serie de sesudos blogs de ¿Creadores?... no!, críticos que insisten en marcar a fuego en mentes más débiles que la suya su opinión acerca de lo que es o no es arte, lo que es o no creatividad.
A todos ellos, cuyas bocas se llenan al decir que hay más arte en el dibujo de la oreja de un enanito de la película Blancanieves que en toda la película Avatar quisiera responderles tan solo una cosa... ¡Cuan atrevida es la ignorancia!.
Por alguna extraña razón solo atribuible a la más profunda de las estupideces, muchas personas piensan que “La tecnología lo hace todo”, que por hacer un símil sería como decir que el escoplo y el martillo de un escultor se bastan y se sobran sin el escultor para hacer una obra de arte. Por alguna razón esto ultimo es una obvia estupidez para cualquiera pero hay quien no llega a entender que toda la tecnología no es sino una herramienta más que permite resultados más espectaculares pero que necesita el talento de los que son los equivalentes artísticos hoy en día a cualquier pintor o escultor renacentista.
Quisiera que para hablar con algo (un poquito tan solo) de propiedad alguno de esos listillos de pluma afilada y mente y creatividad vacía tratasen de aprender algo acerca de las herramientas necesarias para crear todo lo que están contemplando tan despectivamente, que tratasen de crear ellos algo , una oreja de enanito, tal vez, y luego lo hicieran con el lápiz y descubrirían que no solo controlar esta tecnología es infinitamente más complicada que cualquier cosa a la que se hayan enfrentado, sino que además es necesario el mismo talento si no más que con los medios tradicionales, para llevar a buen fin cualquier creación.
Y acerca de cualquier crítica a la historia y su obviedad... Sigo esperando que alguien en el mundo del cine logre contar una historia que no trate de lo que está comprobado que funciona y que lo cuente además de una manera tan original que en esencia no pueda ser encajada en las teorías sobre guión que todos conocemos y que cualquier best seller de “Cómo escribir guiones para idiotas” no haya repetido ya hasta el vómito. Quien consiga hacer esto probablemente si posea el criterio y la credibilidad como para permitirse ese tipo de crítica.
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